De forma cuasi invisible siento mi sangre sonrojar mi piel y dejar de pensarte es una tarea imposible para mi.
Igual que en las casas del norte, donde los túneles subterraneos emanaban un calor invisible, limpio, sin humos a las paredes por la combustión de la paja, así noto tu calor a pesar de tu ausencia. Noto que me arropas y tus ojos clavados en los míos tienen el poder de despertarme, de abrir todos mis sentidos y mi piel se funde en el calor de los recuerdos.
Tu eres la gloria que da calor a mi vida. Falta poco para que alimentemos juntos el fuego y que el frío de las nieves del invierno quede olvidada tras los muros.
Sigue azuzando el fuego del hogar, pon en marcha la glorieta que llego a ti sin demora.
Ya casi puedo sentir el calor de la gloria.
Qué precioso calor...
ResponderEliminarMuchos besos.
Tierno, delicado y muy cálido.
ResponderEliminarUn beso Osane.
Gracias. Besitos.
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