En cada hoja ...

Solo con pensar en ti un hormigueo me eriza la piel. Se escapa mi sonrisa libre y me siento afortunada.
Me atraviesa tu mirada verde en cada hoja del parque. Los árboles me hablan de ti, de nosotros. Se comunican con aquellos robles que habitan en tus bosques, los que han sido testigos de nuestro cariño y el viento susurra entre las ramas tu nombre.
Casi consigo oler la leña que arde en la chimenea de casa y es que mi mente retiene todos los momentos felices, sus sonidos, sus olores.
Se que cuando llegues me arrollarás como el tsunami que arranca todo lo que encuentra delante. Tus aguas son una ola que me envuelve en el torbellino de tus caricias de la que no quiero emerger. Tu boca me habla de libertad y de conocimiento.
Dulcemente pierdo el control dejo las huellas de mis dedos en tu piel, cerrando los ojos, respirando tu aliento y el mundo se habrá evaporado, solo nosotros , el apasionado mar y el murmullo del viento cálido del sur.
Dejé de verte y el sonido de tu respiración me canta canciones conocidas, cantan que nos pertenecemos.
Siempre ha sido así entre tu y yo, desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzaron. En cinco segundos el aire perdió su espacio entre nuestros cuerpos y es que nuestros espíritus ya estaban unidos desde otras vidas pasadas, ya habíamos compartido los mismos caminos.
La nieve y el frío han quedado atrás, porque llevamos concentrado en la piel el calor de todos esos soles que no pudimos contemplar juntos cada amanecer hasta volver a reencontrarnos.
Soltando amarras en un mar de hierba, los robles nuestras velas, navegando por senderos viejos, eternamente enamorados decimos adiós a la distancia y del tablón de nuestro barco de vida hacemos saltar la tristeza.