Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

domingo, 16 de junio de 2013

Sobre tus pies.



Esta noche soñé contigo.
Nada había cambiado, era como remontarme atrás en el tiempo. Estaba locamente enamorada de ti.
Había bajado a la churrería por chocolate y churros  para desayunar y te desperté con muchos besos pequeñitos, mientras remoloneabas.
Puse tu música, esa de Glen Miller  para despertarte y cuando te levantaste volviste a abrazarme fuertemente y me susbiste  sobre tus pies para  bailarme. Tarareabas la canción mientras bailábamos,  con esa brusquedad con la que bailas tu, a punto de perder el equilibrio. Nos reíamos  entre besos y nunca sabrás como sentí de fuerte y mágico ese precioso momento  real.
Dicen que la felicidad no es constante y eso es cierto, pero hay momentos eternos e irrepetibles que perdurarán en mi memoria en los póximos cinco siglos por lo feliz que me hiciste sentir.
Que triste despertar y darme cuenta de que he revivido con un sueño y tu no estabas a mi lado.

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