Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

viernes, 3 de mayo de 2013

Gozos cibernéticos



Aquí estoy: venada sobre el pasto azul.
Los horizontes son planos luminosos
por los que cursan ríos secretos
arroyuelos por donde corren inquietas descargas eléctricas
-cifras digitales preñadas de cotidianos pensamientos.

Podemos hablar. Zambullirnos en formas geométricas.
Traspasar a conductores minúsculos el gesto de la risa,
acariciar las ideas en su incesante movimiento.

En el misterio interior de la máquina
imagino una ciudad donde soy oráculo y diosa,
principio y fin. Donde la electricidad fluye con mi deseo de vivir
y el ordenador es el puerto hacia el espacio
donde mi cuerpo es el palpitar del cursor
que se agita imitando la frecuencia de mi aliento.

Nunca antes
sobre el pasto azul
han podido ser los venados tan juguetones,
dúctiles, ubicuos.

Y nunca fue tan cierta la misteriosa frase de la creación:
En el principio era el Verbo.

Mi palabra te lleva y te trae. En el misterio del uno y del cero,
danzo para vos
este canto de gozo cibernético.

Gioconda Belli

2 comentarios:

  1. No quiero hacerte el amor,
    quiero hacerte la guerra
    al desnudarte sobre la cama.
    Quiero dejarme vencer, dejarme asesinar,
    quisiera acabar sometido
    por tu boca, y por tu alma.
    Quiero batallar contigo
    toda la noche, guerrera,
    quiero batirme a duelo
    usando mis labios como espada,
    y morir luchando en frenesí,
    para rendirme abrazado a ti
    cuando llegue la mañana.
    Pactar tregua con tu cuerpo,
    y cruzar los dedos,
    cruzar la línea de fuego
    que de tu piel me separa,
    para volver a matarnos
    una y otra vez, valquiria,
    sobre la feudo de tus sábanas.
    Quiero ser el colchón
    que te sostiene mientras sueñas,
    quisiera ser la lluvia
    que te moja mientras cantas,
    o ser el perfume entre tus senos...
    Quiero ser el abrazo en tus inviernos,
    tu santa brisa en primavera,
    y en otoño, tu bufanda.
    Quiero ser el primer astronauta
    en pisar y tocar tu luna,
    para poder anclar en ti
    la bandera de mis hazañas,
    guiado sólo por el fulgor
    de tu sonrisa en la noche oscura,
    que refulge con alas nocturnas
    entre estelas anaranjadas.
    Quiero amarte como a nadie,
    quererte como a ninguna,
    y sentirte merodeando
    al ocaso, cerca de mi alma.
    Quiero ser la estrella
    que nació por tu presencia,
    quiero que seas un barco a la deriva
    y ser yo tu faro de Alejandría
    alumbrándote la esperanza.
    Quiero estar en el aire que respiras,
    quiero ser todo lo que emanas.
    Quiero ser tu octavo arte,
    y que tú, princesa alada,
    seas mi octava maravilla...
    Oh, sólo quisiera ser tú, tú misma,
    para saber lo que se siente
    que te amen con tantas ansias.

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  2. Bueno .... no tengo palabras...uff!!
    Me ha encantado tu poema. Una maravilla.
    Muchas gracias por tu comentario. Un beso....

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