En la vida no todo son vendavales, ni golpes secos inesperados. De pronto se abre un horizonte y al cabo de los años retomas el gusto por bailar, aunque sean otros ritmos, mas latinos, mas técnicos y precisos.
Te das cuenta de que para bailar no necesitas saber demasiado, basta con que encuentres una pareja de baile diestra, que te sepa guiar el paso con su mano en tu cintura. Que con su destreza consiga sacar de ti un sin fin de giros sin que pierdas el equilibrio ni por un momento, emocionándote y perpetuando una enorme sonrisa en tu rostro, imposible de disimular.
Mas tarde la música para, la noche es cerrada y hay que regresar a casa, pero a la mañana siguiente al despertar, aun conservo la sonrisa y el recuerdo de una velada de baile inolvidable.
Entro a mi FB mientras desayuno y encuentro que me dejaron este maravilloso regalo, como continuación a una noche de baile inolvidable.
No hay una forma mejor de comenzar el día que escuchando un poema de Neruda que consiga emocionarme, aunque fuera siga lloviendo.
Gracias Carlos P, por pintar una sonrisa duradera en mi rostro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario