Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

domingo, 21 de octubre de 2012

senderos vestidos de otoño



El invierno  ha llegado sin avisar.  Si no fuera por el color de la vegetación se diría que el otoño pasó de largo.
Me dicen que es en este tiempo cuando mas bonito está el bosque, pero creo que ya he visto todos sus colores y sigo pensando que en agosto y septiembre es cuando los prados lucen mejor con las flores que llenan todo y el verdor de los árboles de fondo. Me siento incapaz de arrancar una sola de esas flores.
Otros dicen que el mejor tiempo son los primeros días de la primavera. Las montañas adoptan un color verde especial, por el brote tierno y temprano de las hojas que se aprecia muy pocos días, luego gana en intensidad de color, pero el bosque es bello siempre.
El mal tiempo y estas lluvias torrenciales impiden pasear por los senderos y los que entienden aseguran que en breve llegarán las primeras nieves.
Llegarán los blancos copos y con ellos nuevos retos que nos pondrán a prueba. Si dijera que no empiezo a sentir algo de inquietud mentiría, pero se que estoy en el punto donde siempre quise estar.
Siento como vuelve a mi la antigua magia que hace tiempo intenté enterrar sin éxito, el calor de un corazón ahogado en vino que embriaga con dulzor mi mente, mientras  lucho  por no perder el control de mis acciones, ya que mis emociones no tienen anclajes que las amarren.
En mi,  el afán de superación y el sentimiento de verme en el espejo que mas me gusta mirar y ahí no existe mas que un color, el color del verde de bosque, el de los senderos viejos  de robles.


Historias de senderos viejos


Verdean altivos
los robles sobre los senderos.
Yo los conozco a todos.
como ellos me conocen a mí.
Me susurran al oído
historias de senderos viejos
y de unos que otros caminantes.
El crepúsculo sobre el bosque,
se hunde en paz y silencio.
Como de inmenso es el silencio.
En el, resuenan aun pasos de la oscuridad.
Inmenso es el silencio y cuan finito mí ser.
En la piedra, en que me siento y descanso,
reside un silencio que solo yo puedo escuchar.
Las flores, esas
tienen un sabor amargo,
de quien las muerde y las olvida.
Hoy he robado todas las flores del bosque
Por no saber que hacer con ellas,
se derrumban, caen y se quedan en el suelo.
Las flores eran todas para ti,
mito de mis sueños.
y he llegado hasta ti con las manos vacías.
Un vacío como tu, hecho de silencios.
Te regalo mis manos vacías a tus silencios.
A ti que me eres desconocida
que vives en la noche
En el imaginario de un cuento
que me cuento solo para mí
En mis más secretos pensamientos
mudos y monocromáticos
me dejas abandonado a mi mismo
y mis ojos verdes de bosque,
permanecen como el rostro del silencio
a escucharle en el follaje
y el silencio de la antigua piedra
en que me siento y te espero.

U.M.E.


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