Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

martes, 31 de julio de 2012

He muerto y he resucitado


Nunca sabemos que nos deparará el destino. Imagino que todos a lo largo de nuestra vida pasamos por todo tipo de experiencias. Ese toro llamado azar nos persigue y nos da revolcones. En ocasiones nos deja tan  malheridos que creemos morir y que si sobrevivimos jamás volveremos a salir a un ruedo a torear, a jugarnos la vida, ni nuestro futuro.
Volver a confiar en la vida cuando se ha sufrido es muy complicado. Requiere de una gran capacidad para saber olvidar, para perder el miedo a las embestidas y grandes ejercicios de entrenamiento para no cometer los mismos errores.
Otras veces en cambio la realidad es tan dulce, que nos parece mentira que nos esté ocurriendo y que la puerta del Príncipe de la plaza de toros, se abra para nosotro, s sintiendo tanto júbilo como ese torero que la atraviesa a hombros de sus admiradores.
La confianza en uno mismo y en cuanto nos rodea regresa con cada demostración de cariño que nos viene dada del exterior, con cada frase escueta cargada de sentido y con cada gesto real presente capaz de arrancarnos una sonrisa a la par que una lágrima feliz.
Se perdió todo temor y el toro ya no parece ni tan grande, ni tan peligroso. Las heridas han cicatrizado y vuelvo a saltar a la arena. Miro fijamente al toro y doy una voltereta sobre su lomo al estilo de las antiguas vírgenes griegas. Se queda inmóvil, no me ataca y me susurra al oído, quédate por siempre a mi lado...
Creo que he muerto y he resucitado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario