Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

viernes, 27 de julio de 2012

Con la caida del sol


 Busco abrigo dentro de la vieja casa porque el aire frío  toma velocidad  y se adueña de mis huesos empujándome hacia adentro. Elijo chimenea para aguardar tu regreso y me acurruco en el sofá. Empieza a ser un dilema que chimenea encender, quizás las encienda todas, pero me cuesta tanto.
En la televisión mas de lo mismo, que si crisis, que si guerras, pero no hay nada que hacer, es como si algo importante tocara a su fin en el mundo conocido.
Creímos que nunca nos alcanzarían los tiempos revueltos, pero parece que va a ser inevitable sufrirlos y ver el sufrimiento de los demás.
Tardas y me impaciento. Apago.
Todo ocurre en la lejanía, aquí en el campo todo es paz y silencio.
 Me detengo a escuchar y solo el fuego suena cuando pellizca la yesca. Ese olor a leña vuelve a adueñarse de la estancia. 
En cuanto cae la tarde es como si no fuera verano y hace un frío que congela el alma. Aquí nunca es verano en la noche.
Miro por la ventana, ya tarda tu abrazo y casi  no distingo nada ahí fuera. Está oscuro y la ventana empañada.
Vuelvo al sofá y pienso en que noticias traerás hoy. Por tu tono de voz al saludarme sabré si tu día fue bueno o no. Seguramente vendrás agotado pero no importa, deseo que corra el tiempo durante  el día para tener tu compañía de nuevo.
La grava cruje y los faros de un coche se proyectan a  través de la ventana en la pared. La perrita ladra contenta. Has llegado.
Camino rápido hacia  la puerta que se abre y ahí estás mi amor. Nos abrazamos y nos damos un beso y esos ojos verdes vuelven a inyectarme la sabia que preciso para vivir.
Me cuentas tantos proyectos, tantas cosas y crees que te escucho atentamente, pero solo soy capaz de mirarte y sonreír, estoy feliz a tu lado. Es como si tu voz saliera de una radio, música de fondo que escucho con intermitencia.
Siento cuanto te quiero y al notar tu mano en la mía, vuelvo a grabar tus huellas en ella y tu mirada en mi memoria. 
El aire ahora ya es cálido, la chimenea cumplió su cometido.
Hora de cenar. Salgo del encandilamiento y camino hacia la cocina. De lejos escucho como prendes  la tele.
Como todas las noches con la caida del sol vuelve a iluminarse el día. El tiempo se detiene y pasa en un suspiro. 


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