Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

lunes, 28 de mayo de 2012

Adios mar



Si, es posible cambiar nuestra vida, como también es posible alejarse de lo abstracto, de lo que no acabamos de entender, de lo que no nos llena, de lo que opinen los demás y se hace posible cuando somos conscientes de lo que deseamos y de si esto nos es devuelto o por el contrario tenemos carencias.
Unas personas esperan de la vida prestigio, otras estabilidad económica, otras perpetuar su especie, etc. y todo ello en base a una herencia cultural y familiar que muchas veces nada tiene que ver con lo que verdaderamente deseamos.
Otros tienen otro tipo de prioridades que roza mas lo espiritual  que otra cosa. El sentimiento, el sentirse seguro de ser correspondido, cosas tan dífíciles de definir y con menos garantías que un pastel a la salida de la escuela  y es que desde pequeños nos instruyen para tener un gran instinto de  propiedad y de como deberían ser las cosas y eso pesa, pero nadie es propietario de nada ni de nadie, ni de su mente, ni de su alma, ni siquiera de su cuerpo. Así que solo nos queda darle una vuelta a la ruleta y apostar con los dedos cruzados a que tendremos suerte en nuestras decisiones.
El esfuerzo por hacer que  otras personas sepan y sientan lo que  sentimos por ellas, el saber transmitírselo en su idioma y  viceversa   es muy complicado, pero nos empeñamos en demostrarlo una y otra vez. También deseamos que nos lo demuestren  a nosotros y se convierte en algo realmente agotador.  
En ocasiones los idiomas utilizados son distintos.  Pero cuando los temas se hablan y se concretan definiciones, si no se pone empeño en agradar a los otros, es porque no hay ningún tipo de interés, mas bien un sentido de lo conveniente.
Enterramos en una urna  nuestros recuerdos para poder seguir viviendo y construir un futuro renovado y también esperamos que los otros retiren sus recuerdos, si  bien no los que llevan en su interior y nos son invisibles, si los que adornan su entorno, los materiales.
No se hasta que punto es factible todo ese esfuerzo y ese desgaste, sobretodo cuando la respuesta no es la deseada por todas las partes.
Por suerte la edad cae sobre nosotros como grandes losas, la arena y el agua salada del mar de este pequeño impás en el tiempo nos inunda de sabiduría,  de paciencia y consigue crearnos conciencia del punto donde estamos y hacia donde vamos. Nos da el valor de volver a abrir los ojos y recordar una vez mas lo que fue y lo que queremos que sea nuestra vida, en no hacernos demasiadas ilusiones en lo que venga para no volver a sufrir.  
Nos da el valor de modificar la ruta y decir adios a muchas cosas y por supuesto de alejarnos en silencio de donde no sentimos calor.
Me ha encantado volver a  bañarme en las aguas saladas del Mediterráneo, tumbarme en la arena sin prisas, charlar con mi querida amiga Mari Cruz de las cosas de la vida, sin prisas, sin interrupciones y sobretodo poderme replantear tantas cosas observando desde la distancia y desde una mirada ajena.
He levantado las olas del mar y observo que hay bajo ellas.
Una lluvia de granizo y agua azotaba los cristales del automóvil a la vez que el paisaje se volvía a teñir  de verde mientras me alejaba del sol y de mi mar con un montón de pensamientos en ebullición en mi cabeza. 
Los objetos siguen en su sitio...... y no, no me gustan, pero no es cosa mía, es solo que no se...

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