Son las 0:31 y mi sobrina y yo acabamos de cerrar una pizzería, mas que eso es que los camareros nos invitaron a marcharnos pues estábamos muy enfrascadas en nuestra conversación y no reparamos en la hora.
Ella y yo nos comprendemos muy bien, somos bastante parecidas, aries cabezotas las dos y ninguna de las dos pasamos por buenos momentos.
Hemos pasado la tarde en casa de mi amigo Pepe que nos ha obsequiado con la sabiduría de la experiencia de su paseo por la vida. Ha sido muy agradable estar acompañada de estas dos personas a las que quiero y el helado de chocolate ha terminado con algo que empecé hace unos días, aunque la verdad es que a día de hoy me importa un bledo.
Podría decir que me evadí de mis pensamientos, pero mentiría, aunque el caso es que todos llevamos algún penar en el bolsillo aunque pensemos que lo nuestro siempre es más importante.
Ahora, en el silencio de la noche y sin nada de ganas de dormir, siento la soledad y la falta una presencia como todos los días que pasé sin su compañía que últimamente fueron demasiados.
La falta de lo que pudo haber sido y no fue, de lo que yo no me resigno a que no pueda volver a ser, porque yo si creo que cuando se lucha, cuando alguien potencia su energía consigue salir de todo, redirigirse, consigue vencer y yo no dejaré de desear que regrese y eso será algo grande.
He vuelto a incorporar de nuevo el móvil como parte de mi cuerpo, hacía un mes que le había arrancado de mis venas, por eso no puede oírlo hace unos días, no es que no quisiera responder.
Miro a esta pantalla y no encuentro lo que quisiera encontrar, y me siento impotente porque decidí respetar, en lugar de luchar y eso es algo que yo no acostumbro a hacer, claudicar. Pero está decidido, respeto sobre todo y no contravenir la voluntad de la persona en unas circunstancias especiales. Soy tajante también para mantener una decisión.
Cuando no se algo, cuando no se me han dado explicaciones, entro como una elefanta en la cacharrería si es necesario, para intentar aclarar las ideas, para poder entender lo inteligible, lo mío siempre ha sido ir de frente, aunque no sea lo mas aconsejable, pero es que hay cosas importantes que no se pueden dejar pasar, no se puede una quedar de brazos cruzados sin hacer saber, sin grabar en un cabezota lo que sabe de sobras y sobretodo sin entender que pasa, cuando se reciben tantas señales confusas y dramáticas.
La conversación entre mi sobrina y yo mientras cenábamos era sobre el vacío que se siente cuando algo perfecto nos dice adiós y no debemos hacer nada por retenerlo, no debemos y eso es complicado cuando se quiere hacer todo lo contrario.
Comentábamos que todo pasa, que con el paso del tiempo se desdibujaba, se iban perdiendo detalles, sensaciones y eso me da terror, pero no creo en esta frase de todo pasa.
Sostengo que cuando algo es tan importante, el problema está justamente en que nada puede borrarlo y espero que todo se arregle y no me tenga que pasar a mi, porque se que no se me va a pasar, ni quiero que eso ocurra a pesar de estos últimos tiempos tan duros y confusos. Lo que pasó es para siempre, pero ahora andamos en otras ondas, es así el tema, no puedo hacer mas.
Ese recuerdo tan fuerte te imposibilita el pasar una página a algo de lo que no te quieres desprender jamás porque lo vivido en pocos años equivale a toda una vida.
Hoy he sabido que jamás podré volver a comer una pizza sin recordar la peculiar forma de comerla que tienes doblada por la mitad y como trepaste por el andamio de la fachada cuando nos dejamos las llaves en casa.
Tengo unos cuantos ajos y crucifijos contra los vampiros, pero... cuidado! no sirven si no se tiene fe. Arriba los corazones.
Buenas noches teketé amigo mío.
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