La higuera

El viernes pasado corte la última soga que me tenía atrapada al invierno. Mis pies han quedado libres para poder seguir caminando. Me he calzado unos chapines escarlatas y danzo feliz por el camino de losetas amarillas, a mi aire, girando con los brazos extendidos.
Ya no miro el móvil, ya no espero noticias porque lo pendiente ya está solucionado. Hasta me sorprende sentirme tan bien, de que lo que fue capaz de hacerme abandonar mi vida, mi ciudad y mi gente ahora me importe nada.
Voy a tener que admitir la idea de que no estaba tan interesada como creí, ya que ni pena siento, cuando sería lo normal. No siento dolor, ni rencor, ni nostalgia.  Solo la sensación que da la libertad, el saberme entera y con redaños para hacer cambiar de dirección mi vida a pesar de que  intentaran malbaratarla.
En Barcelona sigue luciendo el sol y camino con sandalias junto a la playa llenándome de energía, aunque creo que ya tendremos que esperar unos cuantos meses para tumbarnos de nuevo en la arena acontemplar las estrellas y esperar la llegada del amanecer.
Contemplo como crece  mi familia y me siento muy  satisfecha y orgullosa. Alrededor los buenos amigos, los de siempre y los nuevos.
Ya tuve hijos, escribí un libro y en una ocasión intenté plantar una higuera en la nieve, pero no echó raices y es que un árbol tan dulce no consigue crecer en un clima hostil.
He vuelto a plantar una nueva higuera pero en otro lugar, en el Montseny..
Me han ayudado a plantarla y es que hacer las cosas entre dos es  mucho mejor y mas divertido.
Ahora entiendo que no es tanto el clima lo que hace prender un árbol, sino el cariño y el cuidado que se le dedica.
Alguien se ocupa de regarla por mi cuando no estoy, la cuida y la mima y poquito a poco la higuera va tomando confianza y echa sus raices bajo el cuidado de sus manos expertas.
Camino al rededor de la higuera, por un terreno limpio, sin basura y  pienso en lo agradable de  no sentir piedras clavándose en las  plantas de mis pies.
Al mirarme en el espejo reconozco de nuevo ese peculiar  brillo en  mis ojos y esperanzada,  pero con cautela,  sonrío de nuevo