Modelando...

La vida es como la arcilla. Sobre el torno pones una masa de barro sin forma y ante ti se presentan muchas posibilidades de que hacer con ella.

Empiezas a darle forma, sin estar muy seguro de que estás haciendo aunque tienes una ligera idea de lo que quieres, de lo que te gustaría conseguir.La masa sin forma va adquiriendo una textura y se empieza a definir un objeto. En el transcurso del modelaje quitas y pones trocitos, a veces hasta destruyes para volver a construir desde cero con tus manos, pero ya tienes una idea clara de lo que necesitas, tienes el material y un proyecto en la cabeza.

Te volviste mas exigente y ya no te conformas con lo que salga al azar, quieres crear algo concreto, porque tras trabajar ese barro durante mucho tiempo, sabes exactamente lo que no quieres. Y así, en cada nuevo movimiento, en cada giro del torno a fuerza de acariciar el barro con energía se crean nuevas exigencias, nuevas ideas para decorar el objeto, camino de un perfeccionamiento que en realidad, solo es una barrera a nuestra creatividad porque inconscientemente sobre nosotros, pesa la creación de otros alfareros y de sus objetos y así nos ponemos acotaciones a lo que quizás somos capaces de innovar libres de las normas ajenas tradicionales.

No se si eso es bueno o es malo, solo se que es una consecuencia de la observación, de nuestra experiencia modelando y de la calidad de la arcilla con la que trabajamos.

Al cabo de mucho pulir errores y mucho destruir la figura, ya no sirve cualquier composición, pero el alfarero cuando trabaja pone paciencia y mucho amor y perseverancia y finalmente al cabo de quizás mucho tiempo de trabajo, el barro y sus manos llegan a una comunión creando así el mas bello objeto, quizás el mas sencillo, pero el mas hermoso, el mas apreciado por lo complicado que fue crearlo.

Nunca me gustó el arte abstracto, me gusta lo sencillo, lo que puedo entender y si hay una obra de arte que me gusta, aunque es una escultura no un modelaje, es el Desconsol que se encuentra en el parque de la Ciutadella de mi ciudad.

Me gusta por su sencillez, por todo lo que transmite, por el marco donde se encuentra ubicada dentro de un lago y en un óvalo de cipreses. Esa figura siempre consigue atraparme, hacer que me siente a admirarla y recordar aquel relato que me contaba mi querida abuela cuando de pequeña correteaba intentando ver las ranas y los peces del estanque que la aloja. Es una figura que tiene corazón dentro de su apariencia petrea.

http://osane1.blogspot.com/2010/08/el-desconsuelo.html