Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

miércoles, 25 de enero de 2012

Gritos en el silencio



Me he tumbado a esperarte en el sofá, a oscuras. Solamente la luz que despiden las llamas del hogar alumbran la estancia.
En las paredes veo sombras y luces que no paran de moverse fantasmagóricamente.
El calor me invade y junto con el olor a café de la vela el sueño empieza a hacerme su prisionera.
Cierro los ojos y sin querer abandonarme en los brazos de Morfeo escucho algo parecido a los gritos del viento, pero hoy ha sido un día claro y tranquilo, no se movió ni una hoja de los árboles. El invierno se resiste a manifestarse en toda su blancura.
Gritos que surgen del silencio,de una madera que cruje y estalla con el fuego abrasador que la consume. El calor se hace molesto, pero me siento demasiado bien en este momento de paz para levantarme y abrir la puerta.
Adoro ese silencio donde lo inanimado conversa sin pudor a que yo les escuche.
Solo soy una espectadora a la que ignoran.
El ladrido del perro me devuelve a la realidad y me incorporo. La conversación entre la leña y las luces de la hoguera terminan en mi mente. Tiro otro tronco al fuego que alza las llamas al abrir el tiro de la chimenea. Grita pero ya no le presto atención.
Llegas con la luz artificial y ellos callan mientras nosotros conversamos. Ahora, ellos son nuestros espectadores silenciosos a los que no prestamos atención.
Quizás mañana mientras espero tu llegada, vuelva a escuchar sus voces en el silencio.




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