Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

martes, 27 de julio de 2010

No queda nada


¿Qué le quedaba por perder?
Vio alejarse a su esposa harta de su indiferencia, de sus infidelidades. Un día no pudo mas y se decidió a tramitar los papeles del divorcio y el quedó impasible, es como que nada de afectaba, firmó y se marchó de casa.
Ahí empezó su abandono, su apatía.
La tristeza y la angustia llegaron cuando empezó a extrañar el abrazo de sus pequeños, cuando cada tarde al regresar a ese piso de soltero que alquiló tras el divorcio encontraba el silencio por bienvenida. Esa sensación de soledad cuando se sentaba en el sofá sin mas compañía que un televisor.
Pronto empezó a echar de menos el calor de su esposa en las sábanas y esos besos que ella le daba y tan pocas veces había correspondido.
Así se fue perdiendo la magia y con el tiempo perdió a toda su familia.
Una botella se convirtió en su inseparable compañera y el espeso humo de montones de cigarrillos ocupaban toda la habitación.
En la mañana era incapaz de despertarse. Ya no estaba ella al abrir los ojos, ni su café y ese pan con paté que tanto le gustaba. Ese despertar a besos que le importunaba había sido sustituido por una fuerte resaca.
No conseguía levantarse a tiempo y empezó a faltar a la oficina. Cayó en picado lentamente, terminando las excusas, hasta que le llegó ese burofax donde le anunciaban su despido procedente.
Por mas que miraba a su alrededor no había nada que le hiciera reaccionar, nada por lo que mereciera la pena salir del pozo, solo hastío y soledad.
Salió a tomar el aire fresco de la noche y se puso a caminar por las afueras de la ciudad, no tenía humor para cruzarse con nadie conocido.
Caminaba cuesta arriba, totalmente sumido en sus pensamientos, casi desorientado.
Perdida su mirada en el suelo no era capaz de visualizar ni su vida, ni su futuro.
Su cabeza solo buscaba una salida que le liberara de este dolor, de esta fuerte sensación de fracaso y de sentir que no tenía remordimientos por nada, eso era lo peor, era consciente de que había perdido el apego por todo lo bueno que hay en la vida. No sentía nada por nadie.
Le acudieron ideas locas que ya le visitaron en otras ocasiones, pero ahora ni se molestaba en desterrarlas de su cabeza.
Tirarse al metro en marcha ya no le parecía ninguna locura, pero le quedaba lejos.
Se sentó en un bordillo junto a la barrera de la vieja cochera de autobuses.
Los veía entrar y salir del recinto, pero su velocidad era lenta y eso les permitiría frenar a tiempo y no atropellarle. Dentro de la cochera la gente hablaba, a veces reía, el no tenía ni con quien compartir un cigarro.
Emprendió de nuevo el camino y cayó en la cuenta de la abundancia de arbustos de laurel de Nerón que había a los lados.
Se presentaban exuberantes con sus flores rosas y blancas. Siempre se había preguntado porque estaban plantados por toda la ciudad siendo tan tóxicos y capaces de causar la muerte.
Quizás esa fuera la solución a sus problemas. Recordó cuando de pequeño en una clase de historia el profesor les explicaba que en los tiempos de Nerón, los generales romanos cuando perdían una batalla no soportaban el deshonor y se suicidaban tomándose una infusión con abundantes hojas de ese laurel, de ahí que se llame laurel de Nerón.
Pero no sabía la cantidad de hojas que había que hervir para que fuera letal, ni si la agonía sería lenta y dolorosa.
Quería un final rápido, sin dolor, sin recuerdos que le ataran a este mundo.
Siguió avanzando y cruzó el puente que pasaba sobre la autopista.
Era alto y los coches pasaban veloces por debajo.
Estaba solo y sintió en sus alas la brisa de la libertad.
La luz se extinguió del todo y el dolor con ella.

4 comentarios:

  1. No creo que todos que deciden acabar una relación que no funcina acaben como cuentas,veo tu historia muy derrotista -moralista ósea que eres una esclava de la cope,he alucinado mucho.....propia de una fan de Jose Maria Aznar

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  2. Hola Osane,

    me encantan tus textos y la forma como escribes...

    Te dejo saludos,

    Sergio.

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  3. Soul casi todo lo que escribo es ficticio, algunas cosas escritas de hace años. Si vas a dar como real todo lo que escribo apañaó vas.
    En 15 días han saltado dos personas del puente de la autopista cercano a mi trabajo, esto da mucho para pensar, vivir no es fácil.
    Un beso.

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  4. Sergio...
    Muchas gracias por tus palabras, viniendo de ti es todo un halago.
    Un beso

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