Tus brazos siguen ahí sobre mi cintura fuertemente, casi me paran la respiración y te siento en mi espalda, pegado a mi como si estuviera sentada sobre la luna en cuarto creciente.
Probablemente consiga soltarme de ti, ponerme en pie rápido pero al girarme, sigo viendo tu cabeza sobre la almohada y tu boca abierta. No podré resistirme y te volveré a dar mil besos pequeñitos y si te despiertas se que no llegaré tampoco hoy a la playa.
Me siento tan bien abrazada a ti, pienso que es en los despertares cuando eres mas mío, cuando puedo observarte en silencio, te acaricio suavemente y te beso en esos ojos cerrados, inmovil. Eres totalmente mío en estos momentos, dormido y tus latidos me emocionan, porque tu corazón palpita dentro de mi pecho.
Son las 8:30 huyo de tu calor, huyo de tu abrazo, tengo que seguir caminando hacia la playa y el observarte me retiene. No digas nada, descansa mi vida, ya me marcho.
A hurtadillas, silenciosamente me tomo este café mientras escribo y te sigo mirando sobre mi almohada.
Es tarde ya, me voy mi vida, hasta luego, me espera la cálida arena y el profundo abrazo de las olas de mi mar.
Cristina...
ResponderEliminarQue hermosura lo que escribiste¡ Me ha encantado, precioso. Yo me quedaría en la cama, renunciaría a la playa por una vez y haciendo una excepción, pero también hay que saber cuando levantarse y unirse con las olas del mar...
Besotes¡
Llevo unos días despertándome así de gilipollas Tigre. Por cierto, la playa estaba uffff.
ResponderEliminarNo había casi nadie,el mar estaba plano y cristalino y me metí nada mas llegar, sin pensarlo y yo soy muy friolera para el agua.
De todos modos duro poco allí, al cabo de hora y media me fui, porque llegaban ya las familias con los niños, sus palas y sus cubos y yo ya ando muy lejos de todo esto jaja.
En fin querido Felix que ayer y hoy han sido días de dulce, la verdad.
Felices sueños amigo mío.