Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

viernes, 9 de julio de 2010

¿Merece la pena mentir?


Mi profesión tiene bastante que ver con las relaciones públicas y me permite tener variedad de charlas con muchos de mis compañeros y como comunicarme es una de las cosas que mas me gustan, estoy en poder de decir que me gusta mi trabajo, aunque es mas que mejorable en algunos aspectos. En mi empresa la inmensa mayoría, digamos el 95% son hombres por lo que es realmente curioso verles expresarse entre ellos y escuchar las cosas que cuentan.
Ayer tenía al rededor de la mesa a tres compañeros varones y se desarrolló una conversación muy interesante que todos seguíamos con gran interés. Uno de ellos empezó a hablar pestes de su novia, que al parecer lo había coronado y puesto la capa de armiño, con un montón de mentiras. Mejor tomarse a broma este tema de los cuernos, pues ya dicen que los cuernos son como los dientes, cuando salen duelen pero luego te ayudan a comer mejor.
Y así, tacita a tacita la conversación se fue animando en tornos a las mentiras. Al cabo de poco rato ya eramos siete los tertulianos y es que el tema era muy interesante. Hay mucha gente de vacaciones y ya dicen que cuando el gato no está los ratones juegan.
Alguien dijo que todos mentimos una media de dos veces por día, con pequeñas exageraciones o mentirijillas que no llevan a ningún lado. Es muy difícil no mentir, a pesar de que hacerlo nos produce estrés porque la moral dominante lo prohibe.
El hecho de mentir o no hacerlo, puede representar un fracaso moral o un éxito evolutivo, ya que en la práctica los mentirosos tienen mas posibilidades de triunfar que una persona que es sincera.
Negar la mentira es justo lo que hace un mentiroso y es que todos, sin excepción,mentimos en algún momento.
La mentira es una forma de ejercer poder social.
Bastantes pensamos que decir la verdad siempre es mejor que mentir, aunque no nos libramos de haber mentido como todos.
Hay preguntas incómodas que no nos gustan y a las que damos por respuesta un silencio o una omisión, aunque siempre se puede escapar desviando la conversación.
En nuestra charla concluimos que las mentiras se clasifican en distintas categorías e importancias, según la repercusión social que estas tengan y el ejercicio de poder que conllevan.
Por ejemplo quien niega la existencia del holocausto judío dice una mentira grande y cruel.
Las típicas mentiras amorosas de conquista como " te querré eternamente", "eres única", "nunca te engañaría", son los tópicos mentirosos mas habituales.
Las mentirijillas que nos cuentan nuestros mayores cuando somos pequeños tipo Papa Nöel, Reyes Magos, Ratoncito Pérez.
Las mentiras que decimos de pequeñitos por miedo o vergüenza y por las que siempre nos descubren.
Las mentiras que contamos a nuestros padres cuando somos adolescentes hasta que todos decidimos hablarnos de tu a tu.
La conversación transcurría divertida y animada pues con cada uno de los casos, surgían vivencias de cada uno, recuerdos, tropelías...
La mentira política, la mentira religiosa, que en ocasiones hasta producen muertes.
También salió el mentiroso compulsivo que miente constantemente inventando las historias mas inverosímiles, que probablemente sea un enfermo y debería andar en manos de un psiquiatra.
Las típicas calumnias, esas mentiras que desprestigian a las personas y hacen grandes daños como en las novelas del s.XIX. La maldad pura que alentada por la envidia y el interés hacen verdad mentiras terribles.
El típico adulador que te dice lo que te gusta oír y te ofrece su falsa amistad.
Las conspiraciones, las medias verdades, la manipulación, el chantaje emocional que nos pone contra la pared. Muchas de estas mentiras no nos eran desconocidas a ninguno de nosotros.
¿Pero como poder saber si nos mienten? Gran dilema, generalmente se entera todo el mundo antes que el interesado.
Una forma infalible para saber si alguien que nos habla nos miente es no mirarle a los ojos como pensamos, sino que hay que mirar la comisura de sus labios que al mentir se vuelve rígida.
Finalmente y en un arranque divinojusticiero nos conformamos con pensar que el tiempo pone a todos en su lugar, aunque esto no sea un gran consuelo, porque la justicia divina suele ser mas lenta que la del Tribunal Constitucional y las víctimas mientras tanto siguen cayendo.
Nuestro compañero después de su experiencia seguramente no podrá volver a confiar en ninguna mujer gracias a la mentirosa compulsiva de su novia que jugaba varias manos de la baraja.
Nuestro consuelo:
"La verdad permanece y la mentira aparece"



4 comentarios:

  1. La mentira es maldad Osane, lastima demasiado cuesta recuperarse y no quedarse enganchada a ella.
    Un abrazo

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  2. Así lo creo Inés. Hay mentiras que matan mas que cualquier cuchillo, que se llevan el alma y la esencia de las personas. Finalmente salen a la luz, fueron innecesarias. La cruda verdad hiere menos que una vil mentira prolongada en el tiempo y que no era necesaria.
    Un beso Inés.

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  3. Felix Casanova ha dejado un nuevo comentario en su entrada "¿Merece la pena mentir?":

    Cristina...

    Excelente reflexión sobre la "mentira". Hay de todo en la vida, o como nos contaba de pequeñitos la Iglesia Católica: pecados veniales y mortales...
    Paso de eso, pero no paso de la mentira en el amor. Muchas veces se miente por no herir a la otra persona, otras por despecho, y otras porque simplemente, hay personas que viven de la mentira y les hacen escalar puestos en el escalafón social...

    Un besote (de verdad) :D

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  4. Felix tu comentario daba error al publicarlo así que lo pegué aquí.

    Estoy totalmente de acuerdo con cuanto dices, no puedes ni imaginar lo de acuerdo que estoy.
    Hay mentiras que matan más que una puñalada en el hígado.
    Hay gente que mientras encuentran su media naranja no dudan en ir comiendo mandarinas por el camino y no dudan en mentir para conseguir sus fines. Y después siguen y siguen mintiendo.

    Dos besos (pero grandes además de verdaderos)

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