Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

martes, 6 de julio de 2010

Brazos de mar



No hubo una noche igual que aquella
mientras entre susurros y abrazos,
escuchábamos el silencio en la brisa
y nos acunaban las olas del Mediterráneo.
Las olas de otros mares
me mecieron sobre otras arenas
pero nunca otros brazos me acariñaron
como tus brazos de mar.
Sol0 tu supiste agitar mi sangre
llenar de espuma mis emociones
conseguir que entrara en plena noche
oscura y sin luna
dentro del mar, a ciegas,
ignorando medusas y erizos,
con la fe una niña enamorada
que cree que bajo sus pies hay arena blanca
y aguas cristalinas ignorando los hoyos del camino.
Podría haber dicho que solo fue sexo
pero no, siempre fue amor, siempre fue el todo.
Amor del que no se estila, sin miedo
amor loco, sin reservas, sin interés
amor hasta el desastre y la locura
amor de total entrega
amor para siempre,
el que perdona, el que cura
amor maduro,
por el que se lucha hasta sucumbir.
Amor que como un tsunami
arrasó todas mis costas
e impasible observé llegar desde la orilla
por el mero placer de contemplarlo.
Ola gigante que me arrancó de la tierra
y me aplastó un corazón que ya no era mio
que se fue a vivir a tu bolsillo hace una eternidad
Cuídalo, háblale con cariño,
cántale con tu guitarra alguna vez
sabes que le gusta escucharte
y nunca dejes que las olas
también nos roben nuestros recuerdos.




4 comentarios:

  1. ¡Cúanto amor desprende esta historia¡

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. No hay nada que aflore tanto como el amor.
    Un beso Noche

    ResponderEliminar
  3. Hace tiempo que te sigo, notaba que algo se rompía, me alegro de leerte así de nuevo y espero que no arrase ningún tsunami ese amor.
    Saludos.

    Esperanza

    ResponderEliminar
  4. Esperanza..
    Tu nombre es una bandera para mi desde hace algunos años. Poca gente en este mundo guardó tanta esperanza y tanto amor como yo.
    Nadie ni nada consigue romper el amor que nada entre tempestades porque reside dentro de nosotros, solo nosotros mismos somos capaces de matarlo y yo decidí jugármela sin reservas, aquí ando nadando.
    Gracias por leerme. Un beso

    ResponderEliminar