Y dejó de volar la gaviota
cuando llegó al centro de la mar
sobre los restos de un barquito ya desecho
posó su ligero cuerpo para descansar
El cuerpo de la gaviota comenzó a temblar
Las olas azotaban el barco sin piedad
Crujían los mástiles viejos y cansados,
pidiendo que soltaran sus amarras,
para poder navegar en libertad.
Y la gaviota volvió a volar
asustada de su libertad,
temerosa del silencio roto de la soledad
Triste por dejar aquel barco en el centro del mar
Me sirvió, decía la gaviota, para recuperar mi libertad.
Yo no puedo hacer nada para aliviar su soledad.
Me cansé de descansar sobre su cuerpo
y después me olvidé de él y comencé a volar
otra vez desde mi libre soledad.
Gaviota
¡Qué precioso Osane! Esta gaviota me trae a la memoria muchas muchas sensaciones...tristes, melancólicas pero reales.
ResponderEliminarGracias por ello. Besotes.
Susana...
ResponderEliminarComo bien dices este poema reune un monton de sensaciones y de decisiones por las que seguramente todos habremos pasado almenos una vez. Me alegro que te guste.
Un beso.
tienes un blog muy bonito felicidades
ResponderEliminarAsi que la gaviota echo a volar una vez que se dio cuenta que el mastil era viejo y cansado.
ResponderEliminar¡viva la libertad!
un beso
Conchi celebro que te guste. Bienvenida hasta siempre. Un beso.
ResponderEliminarEl tauromquico..
ResponderEliminarBuena lectura, es otra forma de verlo.
Sin embargo yo creo que ambos, barco y gaviota querían viajar libres. En un momento dado coincidieron en mitad del mar, pero luego cada uno siguió su camino. El barco estaba sometido a sus propios anclajes y ella decidió no morir con el. A veces no nos dejamos ayudar. Un beso.
Así como el barco navega libre, la gaviota nace libre y nada la debe anclar su vuelo.
ResponderEliminarHay un precioso poema de Salinas "Dame tu libertad" hermoso justamente por ese significado.
Sabes que te tengo cariño...
Un "moco" del pañuelo
Estimado "moco" gracias por tus palabras.
ResponderEliminarYo también te deseo libertad. Un beso grande.