No se por qué pero el mostrar a los amigos el lugar que te vio nacer, hace que te invada un entusiasmo y un orgullo estupendo.
Refrescas la memoria, la historia y tantas anécdotas que se suceden una tras otra para agasajar al invitado.
Esa ciudad por la que corres a diario, presa del ajetreo, donde no reparas a fijarte en nada, cuando la muestras a otras personas cambia de color como si de arte de magia se tratara, hasta te parece mucho mas bonita.
Descubres pequeños detalles por todos lados y te das cuenta de la suerte que tienes de vivir aquí y lo bonita que es Barcelona.
En fin, que el sábado me tocó hacer de guía turística y fue un día estupendo, hasta el tiempo nos acompañó.
Vino un amigo a España de vacaciones desde Puerto Rico y reservó cinco días para Barcelona. Quedó encantado con mi ciudad. Se aseguró bien de beber agua en la fuente de Canaletas para asegurarse el volver y ha prometido regresar en Semana Santa.
Hay que decir que todos los que acudieron a la cena de bienvenida como los que vinieron en el último día fueron estupendos con nuestro amigo y todos disfrutamos mucho de las reuniones que con toda seguridad se volverán a repetir.
El fin de fiesta como no podía ser de otro modo fue en la fuente mágica de Montjuic, mi lugar favorito de la ciudad. Un lugar lleno de recuerdos para mi. Sentada en la escalera me vinieron a la cabeza tantas ocasiones en las que pasé por allí y lo mejor es que siempre fueron momentos felices.
Mi amigo Carlos el portoriqueño ya está en su casa, sano y salvo y con muchas ganas de volver.
Fueron 17 horas seguidas danzando por todos lados, pero nos lo pasamos todos de maravilla.
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