Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

martes, 17 de agosto de 2010

Cicerone aficionada


No hay nada como hacer  de cicerone para descubrir nuestra propia ciudad.  
No se por qué  pero el mostrar a los amigos el lugar que te vio  nacer,  hace que te invada un entusiasmo y  un orgullo  estupendo.
Refrescas  la memoria, la historia y  tantas anécdotas que se  suceden una tras otra  para  agasajar al invitado.
Esa ciudad por  la que corres a diario,  presa del  ajetreo, donde no reparas a fijarte en nada, cuando la muestras  a  otras personas  cambia de color como si de arte de magia se  tratara, hasta te parece  mucho mas bonita.
Descubres pequeños detalles por todos lados y  te das cuenta de la suerte que tienes de vivir aquí y lo bonita que es Barcelona.
En fin, que el sábado me tocó hacer de guía turística y fue  un día estupendo, hasta el tiempo  nos acompañó.
Vino un amigo  a España de vacaciones desde Puerto Rico  y reservó cinco días para   Barcelona. Quedó encantado  con mi ciudad.  Se  aseguró bien de  beber agua en la fuente de Canaletas para asegurarse el volver y ha prometido regresar en Semana Santa.
Hay  que decir que  todos los que acudieron  a la cena  de bienvenida como los  que  vinieron en el último día  fueron estupendos  con nuestro amigo y  todos disfrutamos mucho de las reuniones  que con toda seguridad se volverán a repetir.
El fin de fiesta como no podía ser de otro modo fue en la fuente mágica de Montjuic, mi lugar favorito de la ciudad.  Un lugar lleno de recuerdos para mi.  Sentada en la escalera me vinieron a la cabeza  tantas ocasiones en las que pasé por allí y  lo  mejor es que siempre fueron momentos felices.
Mi  amigo Carlos el portoriqueño ya  está en su casa, sano y salvo y  con muchas ganas de  volver.
Fueron 17 horas seguidas danzando por todos lados, pero nos lo pasamos  todos  de maravilla.

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