Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

jueves, 20 de septiembre de 2012

Respiramos.



Despiertas en la mañana, abres los porticones de la ventana y observas un día luminoso que empieza.  
Inicias las tareas rutinarias  de cada día,  el desayuno, la compra, la cocina...
Una buena comida y algo de tele y en dos segundos, ese día que apuntaba tranquilo y normal se torna tormentoso por decirlo de alguna manera. 
Te invade la impotencia, la incertidumbre y el miedo a lo desconocido, pero la providencia está de nuestra parte y resuelve para bien.
Afortunadamente todo ha vuelto a su cauce y me siento bien y tranquila de nuevo.
Una vez mas llego a la conclusión  de que hay que vivir todos los momentos como si fueran el último.  Que es tontería  discutir por nada. Que no hay una frase mejor que "carpe diem"
Cada segundo que pasamos con los seres a los que amamos son preciosos y únicos. Todo lo demás, pasado e incluso futuro no cuentan, ni existen ya y quien sabe si existirán.  No debemos dejar que afecten lo que sentimos en el presente.
Lo que he aprendido es algo que ya sabía, que amo con gran intensidad y que hay momentos en que la vida no merece ser vivida si no puedes compartirla con los seres que amas.
Me gusta sentir sus dedos entrelazados en los mios y su calor en la noche. Escuchar esas pisadas fuertes sobre el parquet. Enredar ese cabello suave y fuerte a la vez y mirar sus ojos.
Enfadarme por esas manías de organizar y desordenar. Seguiré abriendo todas las ventanas aunque se cuele alguna mosca y tenga que escuchar refunfuños. 
Todo, todo ello, lo bueno, lo malo, lo agradable, lo desagradable que sentimos es vida  y al final lo único importante es saber quien está a tu lado siempre, a las duras y a las maduras. 
Varias pruebas superadas en pocos días, para adquirir una experiencia que gente no consigue en años.  
Hoy es la eternidad y en esta eternidad me siento viva.
Carpe diem, respiramos.



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