Llegué prácticamente a los finales del famoso debate. Un debate pactado de contenido y forma y de los temas tabús que no convenía tocar a ninguno de los dos contendientes.
No se habló de temas como la monarquía, de las inyecciones de dinero a la Iglesia católica, de los ERES consentidos por el Gobierno sin el mínimo control, de ETA, ni mucho menos de las corruptelas que les salpicaban a los dos grupos, dígase Gurtel, Faisán, Gasolineras, etc.
Es inexplicable como hay tanto chorizo suelto por la calle, desde las folclóricas ladronas, a los caprichosos en el vestir, o a los que organizan bodas familiares en el Palau. Pero todo eso no interesaba claro.
Tampoco explicó nadie la razón por la que la Sra. Merkel está acuñando marcos alemanes y de lo que se nos viene encima, porque lo peor está por llegar.
Votaré a los de siempre, a mi partido pequeñito, porque si algo se es que hay que votar.
Me gustaría pensar que España ha visto la luz y sabe que ninguno de estos dos chiquilicuatres nos va a sacar del hoyo en el que ambos nos han metido a medias.
Que los ciudadanos se atrevieran a votar algo nuevo y diéramos la oportunidad de gobernar a otros, porque estos ya sabemos hasta con quien se van a repartir las lentejas para poder gobernar.
No pierdo la esperanza de que haya algún otro partido que como mínimo lo haga mejor.
Europa se hunde y con ellos nosotros.
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