Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

sábado, 19 de noviembre de 2011

Candide

Hay personas que cargan sobre sus débiles hombros tres sacos a la vez: un saco pequeño, fácil de llevar: es el saco de penas, trabajos y alegrías de un solo día, el día de hoy.

Un segundo saco pesado, abrumador: el del pasado. Son esas personas que vuelven y vuelven a recordar las penas pasadas, los fracasos que tuvieron, las heridas que sufrieron. Se empeñan en rascar las heridas y así siempre están sangrando y nunca se curan.

Y todavía se empeñan en llevar un tercer saco muy pesado, el del futuro. Son los que miran al mañana con miedo, esperando siempre lo peor.

Llevar hoy la carga de mañana unida a la de ayer, hace vacilar y tambalearse al más fuerte, pero nadie nos manda vivir así. Nadie nos manda llevar al mismo tiempo los tres sacos.

Así en realidad la vida consta de un solo día. Cada noche podríamos decir que nos morimos por unas horas cuando dormimos para resucitar nuevamente al despertar por la mañana.

¿Por qué no vivir un solo día por vez?

El pasado ya pasó, no volverá; déjalo en paz. Si puedo sacar de mi pasado alguna buena lección, está bien, la saco, pero si no, lo dejo, lo olvido. Nada gano recordando mis problemas y amarguras de ayer. El futuro por otra parte aun no llega, no sé si llegará y, si es así, ¿por qué me preocupo?

Lo único que tengo, lo único de lo que soy dueño, es de este día de hoy, por tanto lo voy a vivir y disfrutar como si fuera el único día que voy a tener. Un día es una vida entera en miniatura.

Tenía razón aquel poeta cuando decía: "Mira a este día porque es la vida, la mismísima vida de la vida”. En su breve curso están todas las verdades y realidades de tu existencia: la bendición del desarrollo, la gloria de la acción, el esplendor de las realizaciones. Porque el ayer es solo un sueño y el mañana solo una visión pero el hoy bien vivido hace de todo ayer un sueño de felicidad y de cada mañana una visión de esperanza.


-Luis Gonzalez Fernandez-
(Gracias querido Luis por tu regalo y tu oportunidad)



Es interesante la tremenda facultad que tenemos los humanos para olvidar selectivamente las cosas que nos impiden caminar hacia lo que deseamos. Pero en un momento dado se reproducen las mismas situaciones, las mismas limitaciones impuestas y una vuelve a sentirse cándida aunque esta vez muy consciente.
El cuerpo humano es muy inteligente y así como el exceso de dolor hace que nos desvanezcamos cuando creemos que ya no somos capaces de resistirlo, supongo que la mente hace con el almacén de recuerdos algo parecido. En momentos dados somos capaces de tapar los recuerdos desagradables bajo unos folios y fijarnos en el papel en blanco que nos queda por escribir en la vida, pero de vez en cuando hay una filtración de aire que los levanta y nos gritan ¡eh cándida, seguimos aquí!
Definitivamente la mente no es tan perfecta como el resto del cuerpo.
Definitivamente hoy vuelvo a sentirme "cándida" por usar una palabra amable conmigo misma, ¿ o quizás es que ya no lo soy?.

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