A pesar que todo es muy mejorable, a pesar de no estar todos los que quiero a mi alrededor, el primer día del año no fue tan malo, podría valorarlo de muy bueno.
Al despertar me puse a ver el concierto de año nuevo y volvió a ser un gran espectáculo. Repitió la dirección Georges Prête que a sus 85 años hay que ver la marcha que lleva y las caras de pillo y de complicidad que ponía. Disfrutaba dirigiendo y transmitía ese gozo.
También pudimos ver los preparativos previos al concierto, limpieza, floristería, vestidos, gracias a que TVE ha suprimido la publicidad, me pareció muy interesante. El ballet iba vestido por Valentino y ver como transcurre todo desde el primer diseño, a la costura, la pedrería y las pruebas de los bailarines también fue muy bonito de ver.
El día 1 yo no doy palo al agua, ni cocino, ni limpio, ni nada de nada, así que los de casa nos fuimos a comer a un japonés y después en la tarde a casa de mi hermana mayor donde nos esperaba una meriendacena de lo mas estimulante aunque ya no nos cabe nada en el estómago. A mi todas estas cosas de picotear me encantan y si las veo no puedo parar de comer, así que urgía hacer ejercicio para bajar todo aquello.
Y como no teníamos bastante mis sobrinos propusieron irnos a bailar, así que no me lo pensé dos veces, que ando muy triste todos estos días. Me fui para a casa a ponerme el traje de luces y ala a bailar hasta las cuatro y pico.
Ha estado muy bien desconectar un poco y cambiar el tono melancólico al divertido aunque solo fuera por un día.
Hoy tengo doloridos los pies y me la he pasado comprando porque el día de Reyes me toca invitar a mi y daremos por finalizadas las fiestas para volver a la normalidad gracias a Dios.
He empezado bien el año, veremos si se mantiene, si todo mejora de una vez y le doy un puntapié a la melancolía aunque haya quien no pueda estar por Navidad.
Tengo un abanico de razones y de proyectos para sentirme afortunada.
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