Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

domingo, 29 de noviembre de 2009

El peso de las razones




Hay momentos cruciales en la vida de toda persona, momentos en los que una decisión puede cambiar la vida entera y como todos sabemos la vida se mueve por azares y causalidades, o sea que nunca hay garantías para absolutamente nada, excepto para morirnos, eso está asegurado.
Llevo mucho tiempo, años viviendo situaciones extraordinarias para el modelo de vida tradicional que llevé siempre. Creo que pocas personas hubieran aguantado lo que aguantamos mi pareja y yo de lo que podríamos escribir ríos de tinta  por lo dificultoso y abrupto que se nos ha presentado el camino.
Hace mucho  tiempo tomé una decisión muy importante que ha cambiado todo en mi paisaje. Una decisión  arriesgada, con gran inversión emocional y no diré material, porque a mi mediana edad he descubierto y constatado que lo material me interesa exclusivamente en lo que se refiere a la  satisfacción de las necesidades vitales mínimas que tenemos todos los seres humanos, techo, comida y no tener ninguna deuda con nadie. Si hubiera sido de otra mentalidad jamás me hubiera metido en el jardín que me metí en el que voy a echar raíces a medio o corto plazo si nada se tuerce.
El tema en cuestión es que es inevitable hacer valoraciones, poner en la  balanza pros y contras, aunque conociéndome como me conozco desde que nací, cuando digo "palante", es "palante" aunque me estrelle.
Mi palabra es una de las pocas cosas de oro que tengo.
Suelo hacer caminatas día si, día también por el paseo de la playa. Es algo muy gratificante en día laborable poder caminar 8 kilómetros sin coincidir en el camino con a penas 25 personas.  Eso es algo que podemos hacer los que trabajamos por la tarde y que además vivimos a 20 minutos de las playas.
Este invierno no hace nada de frío, al punto que se puede hacer este ejercicio light de caminar rápido con camiseta de tirantes. Se puede sentir la caricia del sol, la brisa del mar, y contemplar el inigualable espectáculo del sol reflejado en el mar. 
A mitad del camino, me siento cinco minutos en un banco y pienso lo afortunados que somos los barceloneses  de tener a tiro de piedra mar y montaña y lo bonita que nos dejaron la ciudad con lo de las Olimpiadas,  tenemos todo tipo de servicios, transportes, espectáculos, y como no también tenemos alguna que otra inmundicia y los mangantes que no faltan, pero todo y así no puedo dejar de sentirme orgullosa de vivir aquí.  Como ya dije vivo casi al lado de la playa y me circundan con solo cruzar una calle dos parques por lo que mi barrio es muy agradable para vivir. Los vecinos son gente de toda la vida, de los que se tratan durante años.
Al margen de todo esto que sería puramente decorado y de lo cual creo que podría prescindir aunque con mucha añoranza, se encuentra el tema familiar y de amigos que es lo que realmente me escuece.
Ayer como todos los sábados en la tarde visité a mi madre. Ahí nos encontramos mis hermanas, mis sobrinos, mi familia  y la verdad aunque no todos los días estamos todos, porque como fijos de los sábados  estamos mi hermana mayor, mi sobrino y yo y los demás van y vienen otros días de la semana,  esa tarde se convierte en una fiesta.
Podría decir que es el mejor día de la semana, porque vuelvo a disminuir en edad, estoy con los míos a los que adoro y me hacen sentir muy bien.  Por decirlo de algún modo, cada sábado es una mininavidad.
Mi madre ya tiene 86 años, aunque goza de muy buena salud, vive sola sin ningún problema,  pero a estas edades ya sabemos que los sorteos apuntan para un lado.
Me preocupa mucho el hecho de que ocurra algo y yo no esté cerca y se me parte el alma al pensar que tendré que renunciar a esos sábados para los restos, porque las distancias son enormes, ya ni hablar del tema de mis hijos que da para mucho y que aunque sean mayores de edad siguen siendo muy jóvenes y no puedo arrastrarlos conmigo ya que tienen sus vidas formadas en Barcelona y también a su padre que es una excelente persona.
Solo hay algo muy poderoso que consegue arrancarme de mi Barcelona y  de los que quiero. 
Cambiar el calor por el frío, la arena de la playa por la nieve, la multitud de la ciudad por la paz de los bosques, la opertura de la capital por el tradicionalismo de un pueblo, el volver a encontrar trabajo en una España en crisis. Solo una cosa puede hacer que ocurra todo esto. Una razón contra cientos de razones, todas ellas poderosísimas por las que no me movería de mi casa.
Tengo amigos que darían una mano por encontrarse en esta situación, pero de verdad  que a mi lo único que me atrae de todo esto es estar junto a mi pareja a tiempo total y dejar de tomar esos benditos aviones y autocares incesantemente los dos, aunque creo que cuando me encuentre al otro lado del cristal seguiré teniendo que hacer uso de ellos, porque lo que dejaré aquí seran muchas razones únicas e importantes para regresar siempre que pueda.
El amor pesa mucho, todas las clases de amor y yo soy muy pequeña.




6 comentarios:

  1. Admiro mucho tu fuerza y tu valor...Te merees las vida más amravillosa, porque te la ganas a pulso.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. No se que pasará mañana, pero no es fácil, es como volver a nacer de nuevo, cambiar todo pero lo tengo asumido.
    Ya ves que familia numerosa tengo y son los mas allegados, aqui solo están las familias de mis hermanas y mía y mi prima que es una hermana mas para mi y una gran amiga además.
    Gracias por tus buenos deseos, yo también espero que te salga todo bien en la vida.
    Un beso

    ResponderEliminar
  3. Me está gustando mucho tu blog, y sabes que si no fuera así, sencillamente me callaría. Cuentas cosas al alcance de la mano, y eso siempre hace que se llegue.

    Es cierto que en ocasiones hay que tomar las riendas y decidir. Yo también tuve que hacerlo una vez y a pesar de que no salió bien, no me arrepiento, porque viví algo que jamás se repetirá. Así que, adelante, que quien no arriesga no tiene la posibilidad de ganar.

    Abrazo fuerte.

    ResponderEliminar
  4. Me alegra mucho que te guste el blog.
    Chesana pienso igual que tu, aunque las cosas salgan mal, lo vivido hasta hoy ya me merece la pena. Solo tenemos el momento que vivimos, el ahora.
    Soy una kamikace nata jaja. Besos.

    ResponderEliminar
  5. Para ahuyentar la soledad

    Para espantar la decepción

    Porque estas ansias de vivir

    No caben en una canción



    Porque no importa el porvenir

    Creímos en el Rock & Roll

    Por eso estamos aquí

    Equivocados o no



    Y dime si sientes lo mismo

    Y dime si estás conmigo o contra mí



    Porque la misma confusión

    Que sientes tú la siento yo

    Yo me limito a seguir

    La ley de mi corazón



    Y dime si sientes lo mismo

    Y dime si estás conmigo o contra mí


    Porque estas ansias de vivir

    No caben en una canción

    Porque no importa el porvenir

    Creímos en el Rock & Roll

    Un vuelo kamikaze a la eternidad

    La estela de su paso quedará

    Kamikace (Amaral)

    ResponderEliminar
  6. Aaaaaaah!! Esa soy yo, la kamikaceee!!
    Towandaaaaaaaa!!! Besoss

    ResponderEliminar