Lo típico, unos geranios y alguna que otra planta resistente en el exterior, dispuestos a sobrevivir un invierno en el que yo a penas recordaba que existían. Eso si, las de interior si las tenía bonitas y es que a esas las veía y siempre andaba la jarra del agua por la mesa a las horas de las comidas y en un momento dado las regaba con regularidad y alguna que otra vitamina les caía.
Sin embargo hoy me la pasé consultando en internet sobre como crear un jardín y que plantas son las adecuadas para climas casi extremos. Me volví medio bizca mirando los tiempos en que se plantan, en que se podan, si necesitan mas sombra que si mas sol, bla bla bla.
Motivos ornamentales de esos que se llenan de plantitas colgantes, fuentecillas de jardín y un montón de cosas.
Mucho que hacer, muchos proyectos con raices y una gran dosis de imaginación para visualizarlos y tomar medidas donde colocar cada cosa y cada acción.
Me encanta la idea de plantar hortensias, rosales, alguna que otra conífera, una higuera y sobretodo algo que espero sobreviva en ese jardín que hoy viste de un manto blanco, un árbol de jacarandas. Y es que las jacarandas no pueden faltar en ese jardín, no estaría completo sin ellas la realización de este sueño, finalmente siempre me acompañaron en un pasado mientras soñaba con la realidad del hoy.
Este mayo seguro que no las veré florecer como todos los años, pero seguro que al mayo siguiente ya habrá alguna que otra florecilla malva en esos árboles adolescentes, malvas como aquel amanecer de hace tanto tiempo... ¿recuerdas?
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