Las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada

domingo, 12 de septiembre de 2010

Hubo un tiempo...

Hubo un tiempo en el que la cocina olía a azúcar, masa y anís.
Las cocas de yogourt y los bizcochos sembrados de piñones se inflaban en el horno, día si día también.
Parecía como si la vida estuviera dedicada a las tareas escolares y actividades de los niños. Imagino que nos pasa igual a todas las madres. Dejamos de ser nosotras mismas y nos entregamos felizmente a velar por las vidas de quienes decidimos traer al mundo.
Por la mañana el trabajo fuera de casa, la comida, correr a la escuela a buscar los críos, llevarlos a las actividades extraescolares. Luego las tareas del cole, bañera, acostarlos y dormirse medio muerta en el sofá viendo una peli.
No había demasiado tiempo para pensar, para plantearse nada que no tuviera relación o dependencia de los niños. No había tiempo casi para nada individual y personal.
Un montón de años sin ser una misma, siendo una compleja amalgama de varias personas que dependen de ti. Planificación de actividades donde los niños marcaban el paso y el ritmo, pero finalmente tiempos muy llenos y felices.
Hoy que mis hijos son casi independientes para todo, que crecieron tanto y casi vuelan solos, me siento libre para hacer lo que me apetece, estudiar, viajar, hacer deporte.... pero extraño muchos momentos de su infancia.
Hecho de menos verles correr a abrazarme y besarme al salir de la escuela y es que no hay nada mas importante en esta vida que los hijos, el cariño incondicional mutuo y esa forma desinhibida de expresarlo.
Extraño su calor cuando se quedaban dormidos sobre mi, llevarlos en brazos a la cama totalmente abandonados a su sueño, o despertarlos en la mañana y vestirlos medio dormidos para ir al cole. Cuanto me gustaba bailarlos cuando tenían meses, sus risas en los giros y los chasquidos que hacían con la boca marcando el ritmo del pasodoble.
Después de mas mayores cuando llegaba todos los santos, hacíamos los penellets todos juntos y por Pascua las monas y los huevos de chocolate con un juguete de repostería. Sus manitas llenas de chocolate fundido y sus deditos rechupeteados .
La cocina era un laboratorio de sentimientos dulces y la mesa del comedor un taller de alfarería y pintura donde yo disfrutaba quizás mas que ellos.
Hoy que cada uno va a su aire como debe ser, hecho de menos sentirles tan cerca como cuando eran pequeños.
Extraño su abrazo y pienso que llega un tiempo de un alejamiento afectivo que conlleva la edad, pero se que volverá de nuevo los mimos y la espontaneidad de los besos y los abrazos cuando el tiempo pase y yo sea mas frágil conforme envejezca। Les pasará como a mis hermanas y a mi, se volverán protectores como nosotras con nuestra madre, y volverán los achuchones y los cariños salidos libres del alma.
Puede que este escrito resulte algo triste, pero lo cierto es que no es así. La vida sigue el curso natural y me siento orgullosa de mis niños.
Hoy que soy tan libre les extraño, aunque estén aquí a mi lado।
Extraño......

4 comentarios:

  1. ¡Cómo te entendemos todas las madres! Nos queda ese regustillo sabroso de haber saboreado su ternura, su infancia, sus dolores, sus crecimientos, sus amores tiernos,sus abrazos, sus besos.....y con ese buen sabor de boca aprendemos a ser de nuevo mujeres-personas y a disfrutarles en la distancia sabiendo que aún los tenemos en nuestro corazón.
    Un cariñoso abrazo.

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  2. Esto lo escribí hace unos días. Imagino que me invadió la nostalgia, mi hija andaba fuera de vacaciones y se les nota a faltar cuando no están.
    Gracias se que me entiendes. Un besito

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  3. Tia Titi!
    Qué bonito... Tienes que reenviarselo a Christel, le encantará...
    Yo que todavía (y no sé si algún día será...) no tengo hijos, percibo de tus palabras algo muy especial que, como todas las madres que conozco afirman, algo que lo llevas en el interior, es único, irrepetible y una experiencia de vida que seguro es maravilloso vivir...
    Un beso de una sobrinita que también te quiere y añora momentos muy divertidos junto a ti.
    Un besito tía Titi

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  4. Yo también añoro nuestros momentos cuando eras pequeña tu y tus primos lo bien que lo pasábamos, la infancia da satisfacciones irrepetibles, momentos maravillosos que nunca olvidaremos, pero sabes me alegro de tener la relación que tenemos hoy como adultas y mas que como familia como amigas intímas.
    Ya sabes que te quiero sobrina.

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