Pues si, hoy es un gran día, mejor dicho ayer. Mi hijo cumplió años, ya es un hombre y además es como si varios problemas pendientes se hubieran resuelto súbitamente, como si de un regalo se tratara para celebrar su cumpleaños.
Lo que hace un par de días parecía algo poco menos que imposible en los tiempos que corren, se quiere solucionar de un plumazo.
La paciencia y el esfuerzo es la clave de muchísimas cosas en la vida y con dedicación y esperanza, todo puede cambiar de un día para otro.
Hoy pierdes, mañana ganas, pero en definitiva, un paso atrás o un paso hacia delante siempre son pasos en dirección a algún lado.
Nunca se pierde el tiempo, eso es una gran mentira. A veces es mejor detenerse que correr en la dirección equivocada. Pararse, pensar y dejar que el tiempo obre sobre nosotros no es ninguna tontería, porque lo que tenga que pasar pasará, queramos o no, como si hubiera un guión de nuestras vidas que se rebelara por entregas.
Lo que cuenta es como nos sentimos en paz interior, como vivimos el hoy y hoy puedo decir que me siento feliz y esperanzada, ante un destino que empieza a iluminarse, después de un largo período de sombras.
Me siento feliz viendo los progresos de los que quiero y de como se van abriendo camino en la vida, porque su triunfo es mi felicidad y eso es contagioso.
No hay nada mejor que un positivo efecto mariposa.
Felicidades por partida doble mi querido bebé grande, los años son como diamantes en el sol.
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