Es para llorar que buscamos nuestros ojos para sostener nuestras lágrimas allá arriba. En sus sobres nutridos de nuestros fantasmas. Es para llorar que apuntamos los fusiles sobre el día y sobre nuestra memoria de carne. Es para llorar que apreciamos nuestros huesos y a la muerte sentada junto a la novia. Escondemos nuestra voz de todas las noches porque acarreamos la desgracia.Escondemos nuestras miradas bajo las alas de las piedras...Tenemos miedo.
(Vicente Huidobro)
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