La vida cuanto mas vacía mas pesa

"Quiero descansar, despreocuparme de la realidad, estar tranquila y sola."

                                                                                                C.M.

Se ha podido constatar científicamente que el pensamiento y la palabra tienen capacidad de interactuar con el organismo y producir cambios muy profundos.
Entramos en una espiral de querer dominar nuestras emociones y mantener la situación que pensamos o nos enseñaron que debía ser, pero algo dentro de nuestro interior quiere cambiar.
Hay gente que se empecina en querer coleccionar posesiones materiales, personas, desoyendo a lo que su interior le pide a gritos, porque así lo aprendieron de sus padres, de sus amigos, etc.
Esa lucha por intentar conseguir el control, a costa de lo que sea,  de pasar por encima de otros,  de mentiras insostenibles,  que solo crean dolor,  puede llegar a  producir enfermedades.
Cuando apagamos la voz de nuestro corazón, dejando que emerja lo establecido enfermamos de tristeza y de soledad.
La ecología emocional plantea una manera diferente de relacionarnos con nuestras emociones.

Las siete leyes de la gestión ecológica de las relaciones son:

1. Ley de la autonomía: ayúdate a ti mismo y los demás te ayudarán.
2. Ley de la prevención de  dependencias: No hagas por los demás lo que ellos mismos               pueden   hacer.
3.  Ley del bumerán: Todo lo que haces a los demás, también te lo haces a ti mismo.
4.  Ley del reconocimiento de la individualidad y la diferencia: No hagas a los demás lo que        no   quieres para ti,pueden tener gustos diferentes a los tuyos.
5.  Ley de la moralidad natural: No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti.
6.  Ley del auto aplicación previa: No podrás hacer ni dar a los demás lo que no eres capaz          de hacer     ni darte a ti mismo.
7.  Ley de la limpieza relacional: Tenemos el deber  de  hacer limpieza de las relaciones  que       son  ficticias y que no nos permiten crecer como personas.

Estados de ánimo negativos generan daños cardiovasculares y digestivos, facilitando también la impotencia y la infertilidad. Como si eso no fuera suficiente con este tipo de actitudes dañinas ante la vida, también perjudicamos a nuestro entorno que sufre y finalmente se ve obligado a adoptar decisiones para alejarse,  que jamás hubiera deseado tomar.  

Resultado final: enfermedad y   soledad.
¿se puede salir de este bucle?  siempre se puede