Empiezo a creer que ha llegado la primavera de verdad .
El calorcito trae ese olor salado conocido, que llega hasta mi galopando en el viento, a golpes.
La sirena que llevaba escondida dentro muerta de frío por el invierno , empieza a emerger de las aguas timidamente, ante la inminente llegada de abril.
Se acicala, se suelta el cabello y mira hacia el exterior con sus ojos verdes y una gran sonrisa en su boca de fresa. Adorna su cuello con un collar de perlas, heridas sangrantes de ostras que cubrieron de nacar el grano de arena que les hizo sufrir.
Ya fuera del agua, descubre que en el exterior también hay lindas flores, muchas mas que en las profundidades del poderoso y oscuro océano.
Explora cuanto hay a su alrededor y le gusta el entorno cálido de colores.
Avida de curiosidad emprende nado hacia otras orillas, en busca de nuevas experiencias, que alimenten los relatos de viejos pescadores, que reunidos en la taberna del puerto, han visto huir su juventud y su vida dejando escapar el tiempo y el amor, mientras navegaban en soledad en sus viejos barcos.
Si, definitivamente ya es primavera y no solo en el Corte Inglés.
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